Rompiendo barreras: El viaje de lectura, escritura y resistencia de Yahya

6 de julio de 2023
Yahya Al-Jaraba'ah

Tafilah, Jordania - Me llamo Yahya y trabajo como ayudante de almacén en una fábrica de ropa de Tafilah.

Además de mi trabajo, soy un ávido lector y un poeta en ciernes. También vivo con una discapacidad, pero creo que mi discapacidad no me define. Tengo mucho que ofrecer al mundo.

Como tengo una discapacidad motriz, necesito muletas para desplazarme. Afortunadamente, mi trabajo no me exige desplazarme más allá de la planta baja, lo que me permite permanecer sentado la mayor parte del tiempo. Esta disposición se adapta a mi estado de salud, que siempre ha sido mi principal prioridad a la hora de considerar oportunidades de empleo.

Actualmente tengo 37 años. Reflexionando sobre mi trayectoria para encontrar empleo, la describiría como un reto. Tras obtener el título de bachillerato, estuve seis años en paro, a pesar de mis esfuerzos por solicitar varios puestos en departamentos gubernamentales.

Aunque mi discapacidad ha limitado mis opciones profesionales, nunca ha mermado mi ambición. No dejé que los rechazos a los que me enfrenté me desanimaran y, a pesar de mi estado de salud, empecé a llamar a las puertas en persona para preguntar por posibles oportunidades de empleo.

En 2014 conseguí mi primer empleo en la fábrica donde trabajo actualmente, gracias a unos conocidos. Aunque hubiera preferido un empleo público por su estabilidad, mayor salario y otros beneficios, pero el destino me llevó en otra dirección.

Nací perfectamente sana, pero debido a un error médico, mis dos piernas quedaron paralizadas por falta de oxígeno. A los siete años me habían rechazado en numerosas escuelas porque no podía valerme por mí misma. Tras varias operaciones y un largo periodo de escayola, recuperé la movilidad con la ayuda de muletas y empecé a ir a una escuela normal.

Siempre he creído que la creación de entornos inclusivos y accesibles puede hacer que las discapacidades pasen a ser irrelevantes, convirtiéndolas simplemente en una forma diferente de ser. Como dice el refrán, "los sueños se hacen realidad si se persiguen con capacidad y voluntad". Tengo muchos sueños y la determinación de perseguirlos, pero acceder a los recursos necesarios y disponer de un entorno accesible y que me apoye son cruciales para alcanzarlos.

Aunque se han hecho progresos a lo largo de los años, persisten actitudes negativas hacia las discapacidades. Estas actitudes pueden restar poder a las personas con discapacidad, impidiendo que se sientan plenamente incluidas y aceptadas en sus comunidades.

Es importante que la gente entienda que recibir lástima no es una amabilidad. Tener una discapacidad no equivale a indefensión y dependencia. Soy inteligente, trabajadora e imaginativa. Aunque me enfrento a más barreras que las personas sin discapacidad, tengo la voluntad de superarlas.

La lectura ha sido fundamental para cultivar mi capacidad de resistencia ante los retos de la vida. Me apasionan los libros, que me transportan a mundos diferentes sólo con su tacto y su olor. Los libros me han presentado a personajes más grandes que la vida con nobles objetivos, enseñándome la alegría de perseguir esperanzas y sueños. He conocido a líderes inspiradores de origen humilde y a héroes armados únicamente con su mente y su fuerza de voluntad.

Hay algo verdaderamente mágico en los mundos que pueden crear las palabras. Escribir es mi pasatiempo favorito cuando no estoy ayudando en las operaciones cotidianas de gestión de las existencias de la fábrica. Cuando tengo un bolígrafo en la mano, las horas pasan sin darme cuenta. No hay límites para las historias que puedo tejer ni para los personajes a los que puedo dar vida.

Es importante señalar que la escritura y la lectura no son meros escapes de los retos de mi realidad. Al contrario, me han hecho más capaz y dispuesta a afrontarlos. Mi verso poético favorito, cuyo autor se desconoce, encarna un mensaje de autosuficiencia y resistencia ante la adversidad. Dice así:

"Me ves volverme hacia ti y me ignoras, como si Dios no hubiera creado a nadie más que a ti. Que Aquel que hizo que tú no me necesitaras haga también que yo no te necesite, para que ni mi necesidad de ti ni tu autosatisfacción duren."

Aparte de garantizar que los espacios de trabajo sean inclusivos para todas las discapacidades, creo que la mejora de las condiciones laborales en el sector de la confección y en todas las demás industrias empieza por reconocer que los trabajadores no son números prescindibles, sino personas valiosas con ambiciones, limitaciones y necesidades.

Es hora de pasar de un entorno de trabajo centrado en los resultados, que se centra únicamente en los objetivos finales, independientemente de los medios empleados, a otro que priorice la creación de una experiencia humana para los trabajadores. Esto puede lograrse mediante oportunidades de aprendizaje continuo que fomenten el crecimiento personal y estableciendo canales de comunicación abiertos que nos hagan sentir escuchados y valorados.

Al invertir en el bienestar y el desarrollo de los trabajadores, alimentamos su productividad y su compromiso con la misión y los objetivos de la fábrica. Es imperativo reconocer que los trabajadores son activos esenciales y que su éxito está entrelazado con el éxito de la organización en su conjunto.

Avancemos hacia un futuro en el que las personas con discapacidad no sean consideradas un lastre, sino una valiosa contribución. Abracemos el poder de la accesibilidad y la inclusión, reconociendo que cada individuo, independientemente de sus capacidades, tiene talentos, habilidades y perspectivas únicas que ofrecer.

En cuanto a mí, Yahya, mi discapacidad no me define. Soy más que mis limitaciones físicas. Soy un dedicado ayudante de almacén, un lector apasionado y un poeta con una creatividad sin límites. Soy inteligente, trabajador y resistente, dispuesto a afrontar cualquier reto que se me presente. Con el apoyo de una sociedad integradora y de la igualdad de oportunidades, estoy decidida a dejar mi huella y contribuir de forma significativa al mundo.

Mi discapacidad puede condicionar ciertos aspectos de mi vida, pero no disminuye mi valía ni el potencial que poseo. Me siento orgullosa, dispuesta a demostrar al mundo que tengo mucho que ofrecer y que juntos podemos construir una sociedad más integradora y que acepte a todos, independientemente de sus capacidades.

 

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